jueves, 24 de junio de 2010

Tormentas en las almohadas

jueves, 24 de junio de 2010
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Me encanta ese instante en el que todo el violeta del cielo descarga sobre mi ventana... Gota a gota estallando en los cristales, pidiendo a gritos que suba los toldos, que abra los postigos, que deje que la humedad polinice toda la casa con su olor... hasta que me crezcan tormentas en las almohadas.


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lunes, 14 de junio de 2010

Nuestro hombre en La Habana

lunes, 14 de junio de 2010
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- Le puedo dar un certificado médico –dijo el doctor Hasselbacher.

- ¿Usted nunca se preocupa por nada?

- Tengo una defensa secreta, mister Wormold. Me intereso en la vida.

- Yo también, pero…

- A usted le interesa una persona, no la vida, y la gente se muere o nos deja…, lo siento, no me refería a su mujer. Pero si a usted le interesa la vida, nunca le defraudará. Me interesa la azulinidad del queso. A usted no le da por los crucigramas, ¿verdad, mister Wormold? A mí sí, son como las personas: se llega al fin. Puedo terminar cualquier juego de crucigramas en una hora, pero tengo un descubrimiento respecto a la azulinidad del queso que nunca llegará a una conclusión…, aunque uno, por supuesto, sueña con que llegue un momento… Algún día tengo que mostrarle mi laboratorio.

- Tengo que irme Hasselbacher.

- Debería soñar más, mister Wormold. La realidad en nuestro siglo es algo que no debe afrontarse.



Extracto de "Nuestro hombre en La Habana", de Graham Greene
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domingo, 13 de junio de 2010

Margaritas en el asfalto

domingo, 13 de junio de 2010
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Me atrevería a decir que hoy no es un día cualquiera... aunque la razón es muy distinta a la que estás pensando.
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lunes, 7 de junio de 2010

La inútil primavera

lunes, 7 de junio de 2010
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Déjame, pensamiento, déjame,
mañana seré tuyo,
volveré a ser tu presa.
Pero hoy,
mientras la luz araña en los árboles y pide
una oportunidad,
quiero que me recoja la inútil primavera.

A la casa del frío
regresaré mañana, cuando el tiempo
exponga sus razones
y el corazón pregunte
lo que falta por ver,
cuántos latidos
pueden quedarle para detenerse.


Luis García Montero




Gracias Luis por rescatarme siempre del pozo seco de las palabras, por ser la cadencia necesaria para estas noches insomnes, sudorosas y difíciles de principios del verano.
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