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- Le puedo dar un certificado médico –dijo el doctor Hasselbacher.
- ¿Usted nunca se preocupa por nada?
- Tengo una defensa secreta, mister Wormold. Me intereso en la vida.
- Yo también, pero…
- A usted le interesa una persona, no la vida, y la gente se muere o nos deja…, lo siento, no me refería a su mujer. Pero si a usted le interesa la vida, nunca le defraudará. Me interesa la azulinidad del queso. A usted no le da por los crucigramas, ¿verdad, mister Wormold? A mí sí, son como las personas: se llega al fin. Puedo terminar cualquier juego de crucigramas en una hora, pero tengo un descubrimiento respecto a la azulinidad del queso que nunca llegará a una conclusión…, aunque uno, por supuesto, sueña con que llegue un momento… Algún día tengo que mostrarle mi laboratorio.
- Tengo que irme Hasselbacher.
- Debería soñar más, mister Wormold. La realidad en nuestro siglo es algo que no debe afrontarse.
Extracto de "Nuestro hombre en La Habana", de Graham Greene
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