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“¿Nunca has visto un corazón? Parece un puño empapado en sangre.”
Closer. Mike Nichols
Closer. Mike Nichols

Ni más, ni menos.
Puede que si dejamos al margen la parafernalia y las buenas palabras todo parezca más sucio, más vulgar. Pero qué vamos a hacerle si no quedan velos que correr, ni batallas que librar, si hasta volvimos a escribir la segunda parte de The blower’s daughter, y todo se quedó igual.
Si algunas canciones ya sólo suenan como el cristal de bohemia al estrellarse contra el suelo, como mi fe en ti, desparramada por doquier. Como la nada rebotando en el vacío. La silenciosa decepción de haber perdido una parte de mí para siempre. Y la inevitable seguridad de saber que aun así se puede vivir, y ser feliz.
Puede que si dejamos al margen la parafernalia y las buenas palabras todo parezca más sucio, más vulgar. Pero qué vamos a hacerle si no quedan velos que correr, ni batallas que librar, si hasta volvimos a escribir la segunda parte de The blower’s daughter, y todo se quedó igual.
Si algunas canciones ya sólo suenan como el cristal de bohemia al estrellarse contra el suelo, como mi fe en ti, desparramada por doquier. Como la nada rebotando en el vacío. La silenciosa decepción de haber perdido una parte de mí para siempre. Y la inevitable seguridad de saber que aun así se puede vivir, y ser feliz.
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