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Me encanta ese instante en el que todo el violeta del cielo descarga sobre mi ventana... Gota a gota estallando en los cristales, pidiendo a gritos que suba los toldos, que abra los postigos, que deje que la humedad polinice toda la casa con su olor... hasta que me crezcan tormentas en las almohadas.
2 comentarios:
Ahora sí, que llueva hasta que Noé desespere y que truene hasta que me despierte de un mal sueño...
Adoro las tormentas.
Y el olor a humedad.
Un beso.
Las lluvias son preciosas desde un refugio ;)
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