domingo, 21 de marzo de 2010

El día que recordé que te llamabas Zape

domingo, 21 de marzo de 2010
.
A veces pasa que te encuentras en mitad de una historia que parecía cerrada para ti y que se presenta una noche de sábado, cual improvisado plan, para darte con la alegría en las narices, para demostrarte cuanto valor tiene mantenerse a flote y nadar ciego hacia cualquier puerto en el que sentarse a charlar.

Y es que cuanto más tiempo pasa más siento que siempre hay algo que salvar en las malas experiencias, que siempre hay un punto positivo que sumar al marcador mientras limpias el polvo de tus rodillas magulladas. Y aunque a veces pasa demasiado tiempo hasta que alguien canta una canción, y ves como la chica del pelo rizado vuelve a sonreír como hace mucho que no lo hacía, es suficiente para saber que todo tiene sentido, que las aguas siempre vuelven a su cauce, frescas, rápidas, perfectas para esos días en los que la primavera vuelve a aflorar en las aceras de Madrid.



.

1 comentarios:

"Aquel chico..." dijo...

"Siempre hay un punto positivo que sumar al marcador mientras limpias el polvo de tus rodillas magulladas."

Tú me enseñaste eso... y se me secó la sangre peroné abajo.