viernes, 21 de noviembre de 2008

Historia de dos que soñaron

viernes, 21 de noviembre de 2008
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Parece que Coelho no fue tan ocurrente como yo pensaba... He aquí un cuento que encontré hace no mucho tiempo.

Cuentan los hombres que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro.

Gustavo Weil


PD: Para que veas que no eres el único al que le desmonto las historias...

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5 comentarios:

Iorgeus dijo...

Que poco original es este hombre... No como yo :)

Rebeca dijo...

Jeje, por lo visto es muy difícil hacer algo que no se haya hecho nunca antes.

Iorgeus dijo...

No es que sea dificil, sino que hay que pensar mas :P

Anónimo dijo...

tonto! Paulo Cohelo explica que es una paráfrasis de este cuento que a su vez es una paráfrasis tambien xD

Rebeca dijo...

Espero que lo de tonto vaya por Jorge, no por mi... Aunque la verdad es que no recordaba eso. Quizás si me hubieran devuelto el libro cuando lo presté hace años podría haberlo releído y no cometer el error.

De cualquier manera me seguirá gustando igual El Alquimista, =)