lunes, 24 de noviembre de 2008

A la sombra de un radiador

lunes, 24 de noviembre de 2008
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Hay días que el frío te cala hasta los huesos, esos en lo que el verano queda tan lejos que apenas recuerdas el tacto del sol en la piel. La piel de gallina y el cuerpo estremeciéndose, buscando mantas bajo las que esconderse a falta de calor humano.

Hay días en los que el viento le arranca a uno las lágrimas que las penas no le hicieron derramar, y entonces el ambiente se llena de muecas de dolor, de suspiros y temblores al ritmo de las monturas de los jinetes del Apocalipsis.

Hay días en los que el invierno hiere como si sostuviera en sus manos miles de puñales apuntando al pecho de los que se negaron a rendirle pleitesía. Amenazador y callado, usurpando el calor de la sangre bombeada por los corazones del verano.

Hay días en los que lo mejor que uno puede hacer es enamorarse de un buen libro y pedirle que se vaya a la cama contigo. Siempre escondidos a la sombra de un radiador…



Se acabó el tiempo de las cerezas, se acerca el invierno.

1 comentarios:

Irene dijo...

se acerca el invierno... ;) algún día lo leo, seriously!