sábado, 3 de enero de 2009

La arena que cayó del reloj

sábado, 3 de enero de 2009
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Esta no es la embajada del reproche
ni el vademécum de lo que perdí,
para que llueva, para ser de noche,
es condición sine qua non to be.

Or not to be, como intuyó el bolero
calavera de un príncipe danés,
se equivoca la urgencia y el te quiero
que no vuelve la ausencia del revés.

Escribo sólo por matar las tardes,
por no ponerme a deshacer maletas,
por no arrastrarme por las estaciones.

Por no andar, como el rey de los cobardes,
mustio, con un ramito de violetas,
en el sepelio de las decepciones.

Matar las tardes. Joaquín Sabina




Creyendo como siempre que podemos controlar el viento vamos cayendo una vez más en el hastío del luego, en la pereza del después. Demasiados confiados para entender que no se puede matar al tiempo sin inmolarnos nosotros con él.
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