domingo, 25 de enero de 2009

Sobre oasis y desiertos

domingo, 25 de enero de 2009
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Una vez leí que hay algunos oasis en los que el desierto es sólo un espejismo, y yo, que soy adicta a las teorías ajenas, no puedo menos que apropiarme de ella.

Lo cierto es que hay veces que a pesar de tener todas nuestras necesidades cubiertas nos volvemos autodestructivos, vertemos nuestras frustraciones sobre cualquier atisbo de buen humor y vamos aniquilando el futuro poquito a poco.

Pero de pronto, como una cucharada de azúcar en un café amargo, alguien te dice al oído, que todo lo malo se pasa, y que sólo tú decides con lo que te quedas, y suena sincero y fiel, y te entran tantas ganas de creértelo que, al menos durante un rato, todo se vuelve cálido y sereno. Vuelves a sentir el peso de tu vida sobre tus propios pies, en lugar de en esa nube de tormenta que últimamente amenazaba cada uno de tus días.

Y puede que no sea un punto cero, pero al menos anestesia las heridas, calma la sed y rebaja las dosis de pesimismo que consumen los días. No hacen falta cien pensamientos para que el mundo sea mejor, hoy valía sólo con uno.




"No somos lo que quisiéramos ser,
solo un breve latir en un silencio antiguo,
con la edad del cielo.

Calma, todo está en calma,
deja que el beso dure, deja que el tiempo cure,
deja que el alma tenga la misma edad
que la edad del cielo."


La edad del cielo. Jorge Drexler
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