jueves, 5 de marzo de 2009

Cuidado con lo que deseas

jueves, 5 de marzo de 2009
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“Y pensar que yo sólo quería que desaparecieras… Te condené a un olvido que sólo resultó ser un doble fondo en las maletas de este viaje. Hoy leo lo que escribía hace un año y no me reconozco, o mejor aún, no te reconozco. He recompuesto el vacío que dejamos entre sangrías y palabras calmas y ha salido algo bonito, dulce, y sobretodo reparador.

Puede ser que a veces el esfuerzo compense lo que el azar no te da, y reconvierta las viejas heridas en una primavera anticipada, justo en el momento adecuado. Fuiste el espejo en el que vi la destrucción que estaba provocando y a la vez la palabra sensata que me ayudó a parar aquello. Desee que te perdieras y volviste para encontrarme cual bote de rescate en mitad de la tragedia.

Tirita en tiempos revueltos. Vino dulce y sabor a sal, gracias por obligarme a esperar que el tiempo equilibrara la balanza a la que volvimos loca un 29 de febrero cualquiera.”




No hace ni un mes que te escribía esto, que la libreta de mi bolso me pedía a gritos que hablara de ti, que pusiera palabras al trabajo bien hecho, al esfuerzo con resultados. Pero se te ocurrió volver a las andadas, descolocarme en un instante… y ahora ya no sé que pensar.

Puede que fuera el alcohol, o un descuido, o simplemente un juego, pero fuera cual fuera resultó peligroso e inoportuno. Siempre habrá categorías en las que nosotros no podremos jugar porque tenemos todas las cartas para salir heridos. Así que una vez más me quedo viéndolas venir, esquivando los imprevistos, susurrándote al oído: cuidado con lo que deseas.
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