martes, 5 de mayo de 2009

Cuando arde el sol en las aceras

martes, 5 de mayo de 2009
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Todo parece distinto cuando arde el sol en las aceras, cuando las gafas oscuras agudizan el resto de los sentidos.

De pronto Madrid se convierte en cualquier pueblo, en miles de barrios que no han oído nombrar la Gran Vía. Suenan los patios de colegio y chirrían los columpios en los parques, mientras se sacuden el invierno de encima. Les salen espinas a las rosas transgénicas para espantar a los ladrones que escuchaban canciones de Mecano y los jardines se ensanchan cual pulmones inspirados.

De repente todo sabe a preludio de verano, a crema sobre pieles plagadas de labios, a vientos febriles en cualquier regazo, a faldas desnudas sedientas de abrazos.




"Y otra vez la primavera que surge de un resquicio.
Y no es la primera vez que hay exceso de vicio.
Es el momento de estar de pie,
o de perder el equilibrio.
En la vida hace falta solamente estar vivo."


Si yo fuera. Carlos Chaouen
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5 comentarios:

Toci dijo...

Y ese calor, ese sol, nos recuerda que está próximo el final de un curso más en la gran ciudad, pero también que nos quedan los días y las noches más largas por pasar en esta gran ciudad...

Odiada y querida...Madrid...

Unknown dijo...

Un agosto me dejé caer Madrid y no volví ni volveré a ir en esas fechas... a ti no te vi, que conste.

Rebeca dijo...

Ayyy Toci, yo es que que soy adicta a esta ciudad, así que la quiero con sus defectos y con sus virtudes. Aunque he de reconocer que el verano aquí sin una piscina cerca es bastante insufrible, pero qué le vamos a hacer, el amor es el amor, jeje.

De cualquier modo inquilino, si vuelves en agosto mejor no preguntes por mi, que por lo menos ese mesecillo espero escribir en la distancia.

Unknown dijo...

Pensaba preguntar por ti en el hotel, dando por sentado que te conoce todo el mundo, pero desisto jajaja.

Rebeca dijo...

Igual si le preguntas al barman... jeje.