martes, 28 de abril de 2009

Cienes y cienes de veces

martes, 28 de abril de 2009
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Hoy debería ser un gran día. Debería estar volando a casa con cien velas por equipaje, con cien excusas para abrazarte.




Mas quiso el cuerpo deshacerse antes de que el tiempo te alcanzase, mucho antes de que nuestro verbo decidiera ponerle el punto final a las frases. Así que aquí me tienes, jodida y radiante, buscando una salida de emergencia, un sucedáneo que me calme, algún arma con la que paliar esta rara soledad con la que la rama extraña raíces que la amarren.

Maldiciendo que, después de todo, todas las mechas se apaguen.

Pero aprendí a guardar las penas en un tarrito y a perderme en la ciudad de tus historias, a imaginar tranvías volando por las calles. A trepar por la Gran Vía entre adoquines y fantasmas buscando los recuerdos que todavía retienen el soplo de tus pasos, de tu alma, de nuestra sangre.

Y así entre todo recomponerte parte por parte, reconstruirme para echarte de menos un poco más allá de lo razonable. Para dibujar en las paredes tu voz vieja y templada revuelta de historias lentas, de la tranquilidad del que todo lo sabe. Recomponerte y recordar que como decía el poeta la esencia de la vida reside en lo que la muerte no puede quitarte.

Una carta escrita a impulsos, cualquier tarde de domingo, cien sonrisas repetidas una noche de verano en la terraza, otra escapada a tu casa, tantas y tantas llamadas improvisadas…

Así que después de envolverme de razones vuelvo a tragarme el nudo en la garganta para hablar de ti con la voz firme, para susurrarte al oído que no puedo olvidarte, que no quiero olvidarte, que eres más que el centésimo aniversario de las cenizas que no arden.

Hoy me he dado cuenta que soy mucho más afortunada de lo que creo, porque puede que algunos nazcan con estrella, pero yo… yo nací con abuelo.






"No me cansaré de pensaré de pensar que estás
a mi lado, pero no como una sombra..."
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1 comentarios:

mínima importancia dijo...

me has hecho llorar de emoción....