miércoles, 24 de diciembre de 2008

Ábreme el pecho y registra

miércoles, 24 de diciembre de 2008
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Un pequeño paréntesis para poder arañar conclusiones nuevas de las paredes conocidas.

Tres días hablando, riendo y bebiendo para aprender (yo que creía que lo sabía todo) que tras las palabras bonitas y los infinitos tratados filosóficos que desfilan por mi cabeza el corazón es sólo un saco viscoso y rojo que se me incrustó en el pecho.

Pero vuelve la noche, y tras el mundo real con su sangre y sus despojos vuelven a latir las canciones, y lo poemas, y ya no hay copas, ni cafés, ni siquiera la compañía. Ahora quedamos sólo mi saco rojo y yo bombeando las emociones que se derretiran por la mañana cual alas de cera.

Pum-pum. Pum-pum.






Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo.


El amor difícil. Luis García Montero


PD: ¡Feliz Navidad!

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