sábado, 27 de diciembre de 2008

La primera versión

sábado, 27 de diciembre de 2008
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Diez años, cuatro meses y veinte días han pasado desde la primera vez que dije “esta noche: concierto”. Aquel día era Alejandro Sanz quien me esperaba subido a un escenario, y yo ni siquiera había cumplido los doce.

Recuerdo las mariposas en el estómago la tarde anterior, las prisas por llegar, el instante que duró horas cuando se encendieron las luces y el que encendió mis ojos al escuchar la primera nota. Lo recuerdo como si fuera ayer, afortunadamente en eso no me ha traicionado mi maldita memoria.

Hoy es otro quien me espera, alguien que llegó mientras le decía adiós a mi adolescencia, en algún punto entre Ciudad Real y Madrid. Captó mi atención al ritmo de Kamikaces enamorados, pero me convención al pie de un Rompeolas, y ese día, con el olor a Salitre48 en la piel me tatué a fuego cada acorde que habitaba en sus canciones.

Ahora vuelvo a notarlas ahí, al fondo de mi estómago, esas locas que sólo se encienden con los poemas tristes y las canciones lentas, esperando a Quique. Con las mismas ganas que hace diez años… afortunadamente.

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