jueves, 4 de diciembre de 2008

Inexorable

jueves, 4 de diciembre de 2008
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Cuando los campos se marchitan, las amapolas sangran...




Madre: He de estar serena. Porque vendrán las vecinas y no quiero que me van tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios.

(Aparece la Novia. Viene sin azahar y con un manto negro)

Vecina: ¿Dónde vas?

Novia: Aquí vengo.

Madre: ¿Quién es?

Vecina: ¿No la reconoces?

Madre: Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarle mis dientes en el cuello. ¡Víbora! (A la vecina) ¿La ves? Está ahí y está llorando, y yo quieta sin arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a mi hijo? Pero ¿y su honra? ¿Dónde está su honra? (Golpea a la novia y ésta cae al suelo).

Vecina: ¡Por dios! (Trata de separarlas).

Novia: (A la vecina) Déjala. He venido para que me mate y me lleven con ellos. (A la madre) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.

Madre: Calla, calla, ¿qué me importa eso a mí?

Novia: ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.

[…]

Bodas de Sangre. Federico García Lorca

5 comentarios:

Iorgeus dijo...

Esto me suena un poquito muchito del teatro del año pasado .. que tiempo aquellos en los que no tenia tiempo .. :)

Rebeca dijo...

Más o menos, lo que pasa que es la parte contraria. Vosotros escogisteis un fragmento del principio de la obra y esto es prácticamente el final. Pero bueno, me encanta la obra entera, es energía en verso.

Ya sabes :-)

Iorgeus dijo...

el final de lo que has puesto si lo hicimos, porque me lo se yo de memoria ... :)
¿Como es que estas lorquiana?

El Tigre de Mompracem dijo...

Grande Federico!.
Me ha encantado tu blog!
Nos veremos por aquí
Un saludo

Iorgeus dijo...

YUJUUUUUUUU HE SIDO LA VISITA 1000!!!! Cual es el premio?