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Dejemos que las palabras se devoren las unas a las otras, que jueguen a ser carniceras por mil días, que despedacen cada letra y cada sentido, que se consuman disfrazadas en suspiros de reproche hasta que sólo suenen a silencio.
"Y aún no sé si el tren se partió en dos
o era mi alma que lloraba flores muertas,
o el delirio quién lloró,o era lluvia,
o fue tu piel,o el cielo en alto, o las calles,
o los perros, o la nieve en tu portal..."
Anclado en la estación. Luis Ramiro
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